La alentadora vacuna del Covid y la vida empresarial
Pilita Clark
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Pilita Clark
¿Cómo pasaste tu último domingo por la tarde? Si tienes cierta edad y vives en el Reino Unido, es muy probable que hiciste lo que yo hice y estabas sentado en una silla de plástico en una sala improvisada, mientras alguien te clavaba una aguja en el brazo y te inyectaba con la vacuna Covid.
Como un borracho torpe que finalmente consigue abrir la puerta de entrada con su llave después de 19 intentos, el programa de vacunación del Reino Unido ha sido un triunfo inesperado después de meses de pifias pandémicas.
Para casi todos los que conozco que han recibido la vacuna, la experiencia también ha demostrado ser algo que pocos de nosotros esperábamos: extrañamente alentadora.
Esto se podría atribuir al alivio que sentimos de estar vacunados, pero sospecho que va más allá. En una semana en la que el jefe de una de las empresas “con un propósito” más grandes del mundo, Emmanuel Faber del grupo Danone, fue despedido, ha sido un recordatorio de lo complicada que es la lucha para encontrar un verdadero sentido de propósito en la vida corporativa moderna.
Pensemos en lo que pasó desde el momento en que llegué al centro de vacunación. Una multitud de voluntarios conversadores descendió para mostrarme dónde estacionar, dónde encontrar el desinfectante de manos, cómo registrarme y dónde hacer fila.
“No tardará”, dijo uno. Y, efectivamente, pronto me senté en una silla mientras Tim, un amable médico jubilado, verificaba si podía desmayarme después del pinchazo con una reacción alérgica, mientras Verity, una joven estudiante de medicina, se preparaba para administrar la inyección. “He hecho alrededor de 500 de éstos”, dijo con dulzura, mientras Tim se ofrecía a cantar una canción para desviar mi atención de la aguja que entraba.
No podrían haber sido más amables y, al menos exteriormente, parecían felices de pasar el domingo haciendo este trabajo.
Mientras estuve sentada, esperando a que se activara el shock anafiláctico (no fue así), me di cuenta de que la última vez que vi algo así fue en 2012 en los Juegos Olímpicos de Londres. Una vez más, decenas de voluntarios entusiastas mantuvieron el espectáculo funcionando, dedicando días de su tiempo a guiar a las multitudes hacia el velódromo, la piscina o a los baños.
El acto de ofrecerse como voluntario explica parte de la alegría. Los estudios han sugerido durante mucho tiempo que ser voluntario nos ayuda a tener una vida más feliz, más saludable y más satisfactoria.
Pero la naturaleza del trabajo voluntario también es importante. Ayudar en los Juegos Olímpicos, y más aún en un centro de vacunación, ofrece la posibilidad de ser parte de algo más grande que uno mismo, socialmente deseable e históricamente significativo. ¿Quién de nosotros en la fuerza laboral corporativa se levanta cada día esperando algo así?
La aburrida verdad es que sentarse en un centro de llamadas o aprobar un préstamo de automóvil no puede competir. Sin embargo, persiste la idea de que las empresas de cualquier tipo pueden, y deben, tener un propósito.
Existe un creciente cuerpo de investigación que vincula a las empresas con un propósito con un mayor crecimiento, trabajadores más felices y clientes más satisfechos. Sin embargo, como muestra la experiencia de Faber en Danone, la búsqueda de un propósito no es sencilla.
Danone es, en su núcleo, una multinacional francesa que vende productos como yogur y agua embotellada, pero Faber la impulsó a convertirse en una “Corporación B”, una empresa que cumple con altos estándares de sostenibilidad, transparencia y responsabilidad. Fue un gran proyecto para un grupo con más de 100 mil trabajadores repartidos por todo el mundo.
El personal más joven respondió con entusiasmo al llamado para ayudar a transformar las operaciones. A los activistas climáticos les gustó su informe de ganancias “ajustadas al carbono”. Pero algunos gerentes insistieron en centrarse en los rendimientos tradicionales en vez de lo que un gestor denominó “esta ridiculez de Corp B”, según algunos informes.
El mayor problema al que se enfrentó Faber fue un grupo de accionistas que no estaban contentos de ver que los rendimientos de Danone iban muy por detrás de rivales como Unilever y Nestlé, que también afirman tener un propósito como la base de sus empresas.
Su partida probablemente era predecible. Tal como están las cosas, el propósito central de una empresa es obtener ganancias. Sin embargo, sería una lástima que se retrasaran los esfuerzos por hacer que las empresas sean más útiles socialmente. Pocos grupos pueden ofrecer el significado y el propósito de un centro de vacunación. Pero la mayoría de las empresas puede hacer más que esforzarse por obtener ganancias a corto plazo.